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En el Affoltern Hospital Am Albis de Suiza se fortaleció gradualmente la convicción de que en la medicina era imprescindible un nuevo enfoque en el ser humano; una visión holística del ser humano, integral, con su estructura de cuerpo/alma/espíritu inseparables. Una imagen holística del hombre exige, en consecuencia, unos cuidados más holísticos de todos los estados de enfermedad imaginables.

El modelo Affoltern es más que un mero suplemento de trabajo médico tradicional mediante una forma especial de psicoterapia basada en una comprensión holística de la enfermedad y un concepto integral del hombre. También abarca la continuación de la interconexión (formación de redes), ya iniciada bajo Peider Mohr. Se basa fundamentalmente en las condiciones existenciales del ser humano.

Arteterapia en el ámbito hospitalario

A través de la Arteterapia hospitalaria son recibidos todos los pacientes que llegan en este hospital, y será éste el que los derivará a la especialidad correspondiente, después de evaluar cómo se encuentra emocionalmente la persona, y, por lo tanto, integrando la dimensión psicológica y espiritual de las personas en la curación de las afecciones médicas.

Por otro lado, los polos opuestos a primera vista deben entenderse como polos complementarios que se condicionan mutuamente, de una realidad inseparable que a menudo no se puede reconocer de inmediato.

Por el momento, basta con afirmar que la salud y la enfermedad son dos términos polares que no se pueden separar sin menoscabo.

La Arteterapia en hospitales como recurso terapéutico esencial

La importancia de la Arteterapia en hospitalización es evidente en entornos médicos donde la atención integral del paciente es fundamental.

El nacimiento y la muerte no son contrarios sino polaridades que se condicionan mutuamente y se originan forzosamente.

La vida es la tensión energética que se produce cuando ambos polos-el nacimiento y la muerte-existen, al igual que ocurre con la electricidad. No importa cuál de los polos elimina; en todo caso se elimina el fenómeno entero.

La psicosomática universal no significa otra cosa que aceptar que, en cada momento del ser, y por consiguiente en todo estado de enfermo en particular, se manifiestan siempre los tres aspectos, es decir cuerpo, alma (mente) y espíritu y, de esta forma, entramos en el núcleo de la cuestión: la vivencia de la enfermedad por parte del paciente.

Replantear la lucha contra la muerte en el ámbito médico

Los sistemas sanitarios modernos de las llamadas naciones industrializadas se han comprometido en la defensa de la salud contra las enfermedades y la lucha contra la muerte para conservar la vida. La lucha contra la muerte, es una lucha absurda y utópica porque no hace justicia respecto a las estructuras básicas de la vida.

Un sistema sanitario que percibe la muerte solamente como el oponente al que hay que combatir es, en definitiva, un sistema hostil a la vida, ya que pretende eliminar uno de los dos pilares fundamentales que hacen posible que haya vida.

Un nuevo enfoque de la medicina tendrá que tener en cuenta en primer lugar:

  • Morir debe ser posible como contra proceso de la vida, de lo contrario la vida se ahoga.
  • La muerte como punto final de la existencia temporal debe ser incluida y no debe ser combatida o reprimir aisladamente, sino nos entregamos en una lucha contra la infinitud.

La medicina científica natural contesta estas preguntas sobre el porqué con respuesta sobre el cómo. El análisis funcional de las ciencias naturales, por muy importante y correcto que pueda ser para ciertas cuestiones del estar enfermo, no es capaz de iluminar esta área espiritual.

Entonces, la pregunta decisiva, ahora es: ¿qué te falta? Porque de esto se trata precisamente en el estar enfermo: ¿qué me falta que me ha hecho perder el equilibrio del ser? ¿Qué me falta para estar entero?

La enfermedad como camino hacia la curación

Se trata de obtener una nueva comprensión, además de las intervenciones de la medicina científica y otras terapias, nuevas percepciones personales que pueden abrir caminos que antes posiblemente estaban cerrados. Caminos que ayudan a permitir que lo que falta pueda manifestarse.

De esta manera, el estar enfermos es una llamada a la curación, si el inicio de la curación, evita que sigamos enfermos, en lo profundo de nuestro ser.

El estar enfermo se convierte en un indicador del camino para nosotros y no es, a priori, un adversario al que hay que combatir con todos los medios. Una de las palabras de Carl Gustav Jung:

“No es la enfermedad la que se cura, sino que es ella la que nos cura a nosotros. El hombre está enfermo, pero la enfermedad es el intento de la naturaleza de curarle. O sea que podemos aprender mucho de la enfermedad para nuestra salud”.

Víctor Frankl, el fundador de la logoterapia, escribió sobre este tema:

“Lo que impulsa al ser humano no son sólo sus problemas y conflictos neuróticos, sino su vida completa a la cual examina constantemente para verificar si tiene sentido para él”.

O bien:

“La vida pregunta, nosotros contestamos”.

Reflexiones finales sobre la salud y la curación

Entonces, estar sano significaría ser capaz de afrontar las cuestiones de la vida, buscando las propias respuestas, diseñándolas con amplia libertad, y siendo responsable de ellas. Pero también significaría percibir lo escondido en ellas.

Todos nosotros parecemos saber espontáneamente lo que la curación debería ser: la liberación de síntomas y limitaciones, así como el restablecimiento de la salud perdida. Pero no es tan banal.

La palabra curación contiene “cura”, que establece una relación con contenidos espirituales religiosos. “Terapia” viene del griego, que se puede traducir como servir, cuidar, proteger. Entonces, etimológicamente, ambas palabras van mucho más allá de la mera reparación y hacen referencia al servicio y al curar aquella totalidad que vivimos.

La esencia de la curación consiste en darle al paciente la ayuda que le capacita para lograr un nuevo equilibrio mediante su propia acción. Porque la curación nunca puede producirse desde fuera: sólo la naturaleza individual, inconfundible de cada persona puede curar; los médicos, enfermeras, psicoterapeutas, y practicantes de medicina complementaria, sólo pueden, en el mejor de los casos, intentar crear las condiciones óptimas para permitir la curación.

Con todo ello se llega nuevamente a la conclusión de que un sistema sanitario que pretenda satisfacer todas las exigencias de curación debe ser interdisciplinario.